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Las dietas ecológicas reducen rápidamente la cantidad de glifosato en el cuerpo de las personas

Como cada año, la organización Soil Association celebra en septiembre su campaña “Organic your September”, diseñada para promover y educar a la gente sobre los alimentos ecológicos y las prácticas agrícolas con el fin de frenar el cambio climático.


Mensa Cívica apoya dicha campaña y para ello queremos destacar algunos de los aspectos claves de un reciente estudio que ha concluido que los niveles de glifosato y sus productos de degradación se redujeron, en promedio, más del 70 % tanto en adultos como en niños después de solo seis días de comer alimentos ecológicos.


Comer una dieta ecológica reduce rápida y significativamente la exposición al glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, que se ha relacionado con el cáncer, la alteración hormonal y otros impactos dañinos, según un nuevo estudio.


Escrito por diversos investigadores y organizaciones sin fines de lucro, como Amigos de la Tierra, el estudio midió el glifosato y su principal producto de degradación, el ácido aminometilfosfónico (AMPA) en la orina de 16 personas (siete adultos y nueve niños) de cuatro familias demográfica y geográficamente diversas. Los investigadores analizaron la orina de los participantes en busca de glifosato y AMPA durante seis días con una dieta convencional, seguidos de seis días con una dieta totalmente ecológica, y encontraron reducciones promedio de más del 70 por ciento tanto en adultos como en niños.


Estas reducciones se lograron después de solo tres días siguiendo una dieta ecológica, en línea con algunos estudios en animales que muestran que la mayoría del glifosato abandona el cuerpo después de cinco a siete días, aunque una cantidad menor permanece y se elimina más lentamente de los huesos y la médula ósea.


Este estudio, publicado a principios de agosto en la revista Environmental Research, es el más consistente sobre los niveles de glifosato en personas después de un cambio en la dieta y brinda información importante sobre cómo las personas pueden evitar la exposición al herbicida, el ingrediente principal del herbicida Roundup de Bayer. Los hallazgos son oportunos ya que Bayer, que compró el fabricante de Roundup Monsanto en 2016, acordó recientemente un pago de 10 mil millones de dólares a decenas de miles de demandas actuales y futuras de agricultores que afirman que contrajeron linfoma no Hoding (LNH), un cáncer del tejido linfático, después de usar Roundup.

El uso de glifosato ha aumentado drásticamente desde 1996 en Estados Unidos, cuando se introdujeron los primeros cultivos genéticamente modificados (OGM) «Roundup Ready», principalmente para maíz, algodón y soja. Este herbicida también se utiliza en parques públicos.


No obstante, pese a que existe evidencia de que el glifosato está asociado con el linfoma no Hodgkin, la alteración hormonal, enfermedades renales, los cambios en el bioma intestinal y la enfermedad del hígado graso no alcohólico y en 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) concluyó que el glifosato es un carcinógeno probable; la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. continúa afirmando que el herbicida no presenta ningún riesgo para la salud pública.


Sin duda es vergonzoso que todavía haya gobiernos que estén permitiendo que la industria se beneficie mientras nos envenena con químicos innecesarios, conduce a la destrucción de nuestra diversidad, causando otros impactos ambientales, y nuestros agricultores luchan por expandir la agricultura ecológica.


Por otra parte, la proposición del gobierno francés de levantar la prohibición de ciertos pesticidas del grupo neonicotinoide, acusados ​​de dañar a las abejas para proteger los cultivos de remolacha azucarera que han sido devastados este año, merece también una reflexión, pues no podemos dejar que el uso de pesticidas y herbicidas se vea reducido a problemas y soluciones cortoplacistas.


Recordamos, aportando un poco de esperanza, que la Comisión Europea, en su Estrategia de la granja a la mesa establece claramente que la agricultura debe ser respetuosa con la naturaleza y alejarse de su alta dependencia a insumos sintéticos, tales como pesticidas, fertilizantes y antibióticos. Para ello, la Comisión tomará medidas para reducir el uso general y el riesgo de los pesticidas químicos en un 50% para 2030 y el uso de fertilizantes en al menos un 20% para 2030. Igualmente, la Comisión también ha establecido el objetivo de alcanzar el 25% de tierra ecológica en Europa para 2030.


Un número cada vez mayor de personas responde comprando productos ecológicos, pero aun así siguen existiendo limitaciones. Por esa razón, debemos tratar los alimentos ecológicos como la opción preferente de compra, ya que si no estaremos perdiendo la oportunidad de luchar por un cambio necesario en la forma en que cultivamos y consumimos. Uno que garantice que nadie esté expuesto a pesticidas tóxicos – tanto en la granja, como en la mesa.


Consume ecológico.

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